Dos ciudadanos colombianos fueron secuestrados el pasado 31 de diciembre en el estado mexicano
de Michoacán, que padece una ola de violencia por la presencia de
grupos de autodefensa y del cártel de Los Caballeros Templarios.
Así lo denunció este jueves, en declaraciones a la emisora
MVS, Juliette Córdoba Rojas, esposa de Arnoldo Celis, quien está desparecido
junto con Jimmy Alejandro Rojas.
El caso fue denunciado ante la Procuraduría General de la República el 6 de enero por sus esposas, tras recibir asesoría de la embajada de Colombia en México.
Al parecer los dos hombres fueron secuestrados el último día de 2013, cuando las dos parejas y sus dos hijos paseaban por Morelia, la capital del occidental estado mexicano de Michoacán.
Una llamada de Arnoldo Celis a su mujer le permitió explicar que estaba en Uruapan, una ciudad próxima a Morelia, adonde se trasladaron las mujeres en busca, sin fortuna, de sus esposos.
"Vinimos a México a pasear como turistas a comienzos de diciembre", dijo la mujer, quien añadió que tenían previsto permanecer en el país hasta mediados de enero.
Inicialmente estuvieron en las playas de Cancún, en el Caribe mexicano y luego en la capital del país.
"Nuestro sueño era conocer la Virgen de Guadalupe, su catedral", indicó, pero después salieron de la capital y llegaron a Michoacán en busca de alguna zona con mejor clima.
Córdoba Rojas señaló que ni ella ni sus compañeros sabían en qué lugar estaban al llegar a Michoacán, uno de los estados controlados por Los Caballeros Templarios,un grupo dedicado a la producción y el tráfico de drogas, pero también al secuestro y la extorsión, entre otros delitos.
Córdoba Rojas no responsabilizó directamente a esa organización del secuestro de su pareja y su primo, pero narró cómo los captores le habían pedido que hiciera un ingreso de 10 mil pesos mexicanos en una cuenta bancaria.
La mujer, quien recibió la última llamada de su esposo el pasado 8 de enero, dijo que abandonó Michoacán por temor y ahora está en Ciudad de México, donde ha buscado apoyo de las autoridades de su país.
"La embajada de Colombia nos ha ayudado mucho, nos ha colaborado en todo lo legal para que comenzaran las investigaciones. Yo tenía miedo de denunciar, pero ellos me animaron a no quedarme callada", agregó.
Fuentes diplomáticas colombianas en México no ofrecieron información del caso y remitieron para cualquier dato del mismo al Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá.
El caso fue denunciado ante la Procuraduría General de la República el 6 de enero por sus esposas, tras recibir asesoría de la embajada de Colombia en México.
Al parecer los dos hombres fueron secuestrados el último día de 2013, cuando las dos parejas y sus dos hijos paseaban por Morelia, la capital del occidental estado mexicano de Michoacán.
Una llamada de Arnoldo Celis a su mujer le permitió explicar que estaba en Uruapan, una ciudad próxima a Morelia, adonde se trasladaron las mujeres en busca, sin fortuna, de sus esposos.
"Vinimos a México a pasear como turistas a comienzos de diciembre", dijo la mujer, quien añadió que tenían previsto permanecer en el país hasta mediados de enero.
Inicialmente estuvieron en las playas de Cancún, en el Caribe mexicano y luego en la capital del país.
"Nuestro sueño era conocer la Virgen de Guadalupe, su catedral", indicó, pero después salieron de la capital y llegaron a Michoacán en busca de alguna zona con mejor clima.
Córdoba Rojas señaló que ni ella ni sus compañeros sabían en qué lugar estaban al llegar a Michoacán, uno de los estados controlados por Los Caballeros Templarios,un grupo dedicado a la producción y el tráfico de drogas, pero también al secuestro y la extorsión, entre otros delitos.
Córdoba Rojas no responsabilizó directamente a esa organización del secuestro de su pareja y su primo, pero narró cómo los captores le habían pedido que hiciera un ingreso de 10 mil pesos mexicanos en una cuenta bancaria.
La mujer, quien recibió la última llamada de su esposo el pasado 8 de enero, dijo que abandonó Michoacán por temor y ahora está en Ciudad de México, donde ha buscado apoyo de las autoridades de su país.
"La embajada de Colombia nos ha ayudado mucho, nos ha colaborado en todo lo legal para que comenzaran las investigaciones. Yo tenía miedo de denunciar, pero ellos me animaron a no quedarme callada", agregó.
Fuentes diplomáticas colombianas en México no ofrecieron información del caso y remitieron para cualquier dato del mismo al Ministerio de Relaciones Exteriores en Bogotá.
Por: Efe | México
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